jueves, 8 de enero de 2009

BREVE CONSEJO PARA QUE NO VENGA EL COCO A COMERNOS

Me gustaría que hoy te detuvieras y en un lugar tranquilo pares tu coco, tu cabeza, tu computador, ése que debería estar a tu servicio como un órgano más y que, sin embargo, te abduce y gobierna sin que tú, mero espectador de sus soliloquios, tome –siquiera– cuenta de ello.

¿Lo has conseguido? ¡Genial! Pasa entonces a la siguiente fase de este pequeño juego en el que vas a obtener puntos que puedes canjear por un enorme aumento de tu bienestar, calma y consciencia.

Desde la perspectiva que da esa momentánea desconexión de tu ego sonando por los altavoces de tu mente, observa en calma lo que acontece, pero no te impliques con ello; más bien míralo de soslayo y luego deja que siga su camino sin que genere ninguna otra reacción en ti.

Si todo esto lo acompañamos de una respiración rica, pausada y tranquila estaremos diciendo a nuestro coco que pare de dar la vara con sus paliques insulsos y emparanoiantes consiguiendo una visión de todo el conjunto de sensaciones y percepciones, además de que nuestra interacción con el medio empezará a ser más rica y gozosa.

Ahora, todo lo que hace unos momentos nos estaba angustiando y amartillando el Ser ha desparecido de nuestro amplio y relajado campo de visión en el que podemos introducir imágenes y pensamientos para que tomen el control y la dirección de nuestro camino.

Es cierto; vale la pena comprobarlo. Sólo pruébalo cuando estés en alguna de esas situaciones o momentos en que no hay nada mejor que hacer y en los que solemos dejar que el "señor coco" gobierne nuestro camino: pasajero en un viaje, paciente que espera en una consulta o antes de dormir, por citar algunos.

© Félix de la Cruz

1 comentario:

Pedro Antonio dijo...

Yo lo intento muchas veces pero no siempre me sale: sufro de ego excesivo.